Las Lecciones que Saco EEUU Tras el Caso Enron
Mientras algunos sostienen que con este escándalo hubo un antes y un después en el país, existen fuertes críticas ante una situación de alerta que no evitó que se desencadenara la crisis financiera más reciente. Lo ocurrido con Enron, por otro lado, encontraría altas similitudes con lo evidenciado por La Polar en Chile, en función de hechos donde el cuestionamiento ético se convierte en eje central.
Hablar de La Polar y asociarlo con la estafa de Enron no es algo nuevo. Y si bien, lo ocurrido en EE.UU. ha sido considerado como uno de los fraudes más grandes de la historia del capitalismo mundial, ambos escenarios parecen tener bastante en común, puesto que se habrían desarrollado las mismas “ventas de ilusiones” en base a estados financieros maquillados con el accionar, omisión y/o venia de altos ejecutivos, mostrando una solvencia financiera que en realidad no existía. Además, de ambos casos emanaron numerosos afectados, como accionistas minoritarios que habían depositado su confianza y ahorros en los papeles empresariales y que, finalmente, observaron impávidos cómo estallaba la burbuja y se diluía buena parte de su dinero.
La Caída de un Gigante
En 1985 se fundó la empresa de gas “Enron”, conformada por la fusión de Houston Natural Gas e Internorth. La compañía pasó en pocos años de ser una empresa comercializadora de gas natural regulada a convertirse en uno de los mayores vendedores del citado elemento en el mundo. Una de las claves del explosivo crecimiento fue la desregulación, que permitió vender el gas como si fuera un “commodity”, tal como granos, carnes o aceites, algo que antes no ocurría.
Precipitando el colapso posterior de 2001, altos ejecutivos de la firma comenzaron a afinar los balances y ocultar las deudas. El aparente buen funcionamiento que mostraban los números de la empresa se convirtió en una espiral que derivó en acciones fuertemente infladas. Al percibir que se avecinaba la caída, los 29 ejecutivos más importantes vendieron sus títulos y se repartieron alrededor de US$1.000 millones. En contraste, los 20.000 empleados cuyos planes de pensión dependían de la compañía perdieron miles de millones de dólares, ya que ésta les impedía vender sus papeles cuando caían abruptamente, producto de la cláusula dentro del sistema de stock options.
Tras el escándalo, hubo pesadas sentencias hacia los principales responsables. Entre las más destacadas, la de su presidente, Keneth Lay, que muy posiblemente iba a sufrir una pena de cárcel de 45 años, y falleció poco antes, a los 64 años. Jeffrey Skilling, su ex CEO, fue acusado de 28 cargos y condenado a 24 años de prisión, aunque sólo estuvo en esa alta función menos de un año.
¿Regulación?
Existen distintas visiones respecto a las lecciones obtenidas tras el caso Enron en materia regulatoria en EE.UU. Keneth Goldstein, economista del Conference Board estadounidense, explica que precisamente para que los ejecutivos no pudieran seguir violando la ley, y que no se excusaran de que en el momento de cometer los delitos no estaban al tanto de las consideraciones legales, se promulgaron nuevas leyes. Entre ellas, se encuentra la que dicta que el director ejecutivo (o CEO), debe firmar el informe anual de la compañía, asumiendo la responsabilidad pertinente. Junto a ello, tras el fraude, los presidentes de directorio no pueden, simultáneamente, ser el CEO de la firma. A esto, se suman una serie de nuevas normativas que intentan impedir que ocurran maquinaciones como la citada (ver recuadro en pág. 34), aunque concluye “¿Significa esto que casos como el de Enron no volverán a suceder? No, pero lo hace mucho más difícil”.
En contraparte, la periodista Bethany McLean, destacada editora estadounidense, y autora del libro “The smarter guys in the room” vinculado a la materia, acusa que tras lo ocurrido, en la nación no han existido grandes cambios regulatorios, y que la crisis financiera que reventó el 2008 es un reflejo de aquéllo. “Para solucionar esto, ayudaría que los incentivos de los empleados estuvieran más alienados con las utilidades a largo plazo de las empresas”, manifiesta.
¿Falla Humana o Sistémica?
Según Juan Chamero, editor jefe de aunmas.com y reconocido experto del caso desde sus inicios, los inversores no deberían esperar que los retornos sobre la inversión (ROI) sean demasiado superiores a la riqueza instalada hoy en el mundo. “Sólo por citar un número, si aceptáramos como razonable un crecimiento global promedio del 4% anual, sería insensato entrar en proyectos que hablen de un ROI del 25%”.
En esta dirección, enfatiza que “no se sacaron conclusiones verdaderas del caso Enron. A partir de ahí, siguió un aumento en la venta de humo a nivel mundial”, afirma.
Agrega que cuando aparece una gran estafa o un robo se tiende a creer en una suerte de teoría de la conspiración que postula un “sistema perverso” bajo la dirección de un personaje siniestro, mientras que la realidad, puntualiza, suele ser más simple. “Los sistemas tienen sus fallas y sus reglas y la gente aprende a reconocerlas. Si las personas se atienen a las reglas es posible que nunca se aprovechen de las fallas. Esto funciona hasta que alguien, o algunos, deciden aprovecharse de esto. Si este aprovechamiento no es detectado ni rechazado, comienza a extenderse, generalmente en forma geométrica”, plantea.
En su opinión, “lo verdaderamente inmoral fue cuando al detenerse la espiral de venta de ilusiones, los principales directivos, intuyendo la catástrofe, comenzaron a vender aceleradamente sus acciones”.
Algunas Reformas y/o Bases Tras lo Ocurrido
El director ejecutivo (CEO) debe firmar el informe anual de la compañía, haciéndose consciente de que conoce las consideraciones legales.
El presidente del directorio no podrá ser simultáneamente el CEO de la firma.
El director del comité de auditoría deberá también firmar el informe anual. De este modo, para que vuelva a ocurrir un caso como el de Enron, tendría que conseguirse la cooperación del CEO, del presidente del directorio y del director del comité auditor, lo que según la norma, hace más complejo mantener la conspiración.
El director del comité de compensaciones no puede ser la misma persona que su par del comité auditor, que el presidente del directorio, o el CEO.
Sólo por citar un número, si aceptáramos como razonable un crecimiento global promedio del 4% anual, sería insensato entrar en proyectos que hablen de un ROI del 25%.
DE : 25-7-11
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