Lideres politicos exigen a Europa medidas decisivas para evitar nueva gran crisis
Marcela Vélez A. El FMI, el BM, los países emergentes, todos están reunidos en Washington hasta el domingo. El primer día del encuentro estuvo marcado por un sentido de alarma. Ya nadie cree que ésta es una crisis controlada, un "tema europeo" o un evento lejano.
El primer día del encuentro de los miembros del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial -que se celebra dos veces por año, en primavera y en otoño- estuvo marcado por el temor y un sentido de alarma no visto desde la caída de Lehman Brothers en 2008.
Mientras los principales mercados del mundo se derrumbaban, los líderes políticos del mundo emergente pedían a sus pares europeos detener la crisis, con medidas "decisivas".
"Necesitamos una acción decidida para apoyar el crecimiento y la confianza... Los riesgos para nuestros bancos y nuestras economías están llegando a niveles que vimos en la última crisis", dijeron los gobiernos del G-20, a excepción de los países de la Zona Euro, en una carta dirigida a Nicolas Sarkozy, Presidente de Francia y del G-20.
La carta fue respaldada por los dos anfitriones del encuentro. Christine Lagarde, directora ejecutiva del FMI, pidió una vez más un "liderazgo colectivo" para resolver la crisis. Y Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, llamó a una acción más coordinada. Aunque el llamado de Zoellick se vio opacado por su pesimismo, porque, según su propio diagnóstico, hay poco que pueda hacerse ahora, y añadió que el mundo está "en la zona de peligro".
En uno de los paneles más comentados de la mañana, Mohamed El-Erian, presidente ejecutivo de Pimco, el administrador de fondos de renta fija más grande del mundo, dijo lo que las bolsas gritaban con sus caídas de más de 4%: "El mundo está al borde de la próxima crisis financiera, esta vez con la deuda soberana como epicentro".
Según El-Erian, es poco lo que puede hacerse. En el panel que compartió con Lagarde, el economista explicó que era necesario encontrar algo que ayudara a detener los efectos de la crisis fiscal griega sobre los mercados, pero advirtió: "Miren las intervenciones del Banco Central Europeo. ¿Han funcionado? La respuesta es no".
Ni siquiera los países emergentes ofrecen alguna esperanza. "Va a haber una gran tensión entre las demandas del FMI que necesita más recursos para ayudar a los países en problemas y las necesidades en nuestros países para resolver temas pendientes, como la pobreza", dijo el ministro de Finanzas indio, Pranab Mukherjee, en una rueda de prensa de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
La semana pasada cundió la especulación de que este grupo de países, cuyas reservas superan en un 64% las deudas de Grecia, Italia, España, Irlanda y Portugal juntas, intentarían una especie de salvataje comprando bonos de los países en problemas.
Ayer nadie comentó sobre eso. Se habló, eso sí, de los posibles riesgos. "El mundo enfrenta el riesgo de una nueva crisis financiera de grandes proporciones como en 2008 (...) Los países BRICS corren el riesgo de ser arrastrados a la crisis financiera internacional", advirtió el ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega. Ministros BRICS recordaron a Europa y EE.UU. que en 2008 la recesión no se convirtió en otra Gran Depresión gracias a la acción "decidida y coordinada del G-20
El primer día del encuentro de los miembros del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial -que se celebra dos veces por año, en primavera y en otoño- estuvo marcado por el temor y un sentido de alarma no visto desde la caída de Lehman Brothers en 2008.
Mientras los principales mercados del mundo se derrumbaban, los líderes políticos del mundo emergente pedían a sus pares europeos detener la crisis, con medidas "decisivas".
"Necesitamos una acción decidida para apoyar el crecimiento y la confianza... Los riesgos para nuestros bancos y nuestras economías están llegando a niveles que vimos en la última crisis", dijeron los gobiernos del G-20, a excepción de los países de la Zona Euro, en una carta dirigida a Nicolas Sarkozy, Presidente de Francia y del G-20.
La carta fue respaldada por los dos anfitriones del encuentro. Christine Lagarde, directora ejecutiva del FMI, pidió una vez más un "liderazgo colectivo" para resolver la crisis. Y Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, llamó a una acción más coordinada. Aunque el llamado de Zoellick se vio opacado por su pesimismo, porque, según su propio diagnóstico, hay poco que pueda hacerse ahora, y añadió que el mundo está "en la zona de peligro".
En uno de los paneles más comentados de la mañana, Mohamed El-Erian, presidente ejecutivo de Pimco, el administrador de fondos de renta fija más grande del mundo, dijo lo que las bolsas gritaban con sus caídas de más de 4%: "El mundo está al borde de la próxima crisis financiera, esta vez con la deuda soberana como epicentro".
Según El-Erian, es poco lo que puede hacerse. En el panel que compartió con Lagarde, el economista explicó que era necesario encontrar algo que ayudara a detener los efectos de la crisis fiscal griega sobre los mercados, pero advirtió: "Miren las intervenciones del Banco Central Europeo. ¿Han funcionado? La respuesta es no".
Ni siquiera los países emergentes ofrecen alguna esperanza. "Va a haber una gran tensión entre las demandas del FMI que necesita más recursos para ayudar a los países en problemas y las necesidades en nuestros países para resolver temas pendientes, como la pobreza", dijo el ministro de Finanzas indio, Pranab Mukherjee, en una rueda de prensa de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
La semana pasada cundió la especulación de que este grupo de países, cuyas reservas superan en un 64% las deudas de Grecia, Italia, España, Irlanda y Portugal juntas, intentarían una especie de salvataje comprando bonos de los países en problemas.
Ayer nadie comentó sobre eso. Se habló, eso sí, de los posibles riesgos. "El mundo enfrenta el riesgo de una nueva crisis financiera de grandes proporciones como en 2008 (...) Los países BRICS corren el riesgo de ser arrastrados a la crisis financiera internacional", advirtió el ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega. Ministros BRICS recordaron a Europa y EE.UU. que en 2008 la recesión no se convirtió en otra Gran Depresión gracias a la acción "decidida y coordinada del G-20.
EYN : 23-9-11
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